Como dije en mi publicación anterior, el estar sin un contrato y de mudanza hace que la memoria juegue tretas o maldades únicas. Mi tiempo está dedicado a practicar el portugués, ver documentales, tocar la guitarra, empacar, hacer tramites legales con el futuro apartamento y, recientemente, correr la bicicleta para no perder la costumbre.
El cerebro es un órgano fascinante, por algo mi significant other está envuelta en ese estudio a nivel psicológico. Un evento, sonido, imagen o palabras puede dar el chispazo al dínamo para que esos recuerdos, aparentemente olvidados, vuelva a despertar luego de su largo letargo. Fue tan recientemente, y era un recuerdo que estaba pululando mientras trabajaba, que germinó por completo ayer. Estaba escuchando Spotify, cuando la canción de los Allman Brothers estaba sonando. Recuerdo vividamente la foto de grupo que había hojeado en el 1980 en blanco y negro que había en casa. Era un libro sobre el Rock and Roll que se había presentado en American Bandstand. De ese libro conocí grupos que nunca se escucharían en mi hogar: Bay City Rollers, Sly and the Family Stone, Doobie Brothers; Grand Funk Railroad, Stevie Wonder, Jackson Five, y otros tantos que tomaría muchos caracteres para escribir. De ese libro siempre me llamó la atención las dos fotografías de los Allman Brothers y Doobie Brothers. La mayoría de los miembros eran blancos de mostachos grandes y melenas y un africano-americano que lucía mas conservador en su apariencia fisica. No era como Sly Stone, un genio de la música, con su afro inmenso.
La música de los Doobie me hizo recorrer mentalmente cada una de las páginas de ese libro que sabrá dios donde se encontrará en estos momentos. Recuerdo casi con exactitud la mayoría de los músicos comentados en cada una de las páginas y la historia de ellas narradas por Dick Clark. Tres años después tuve en mis manos otro libro titulado The Harmony Illustrated Encyclopedia of Rock del 1983 en donde me aprendí la mayoría de la historia de los grupos de aquel momento y las cubiertas de los discos de vinilo de grupos de la década de los sesenta y setenta tales como: Cream, Blind Faith, Harry Nilsson, y otros que muchos en Puerto Rico habrán escuchado y olvidado.
Ahora cuando escucho mi estación favorita de los Setenta, hojeo de forma mental la historia leída en los libros de música que tuve durante mi adolescencia; un interés por la música y lectura que pasó de forma inadvertida.