Saturday, June 30, 2018

La maldición de los guitarristas

Si ustedes me han seguido en las redes y han escuchado el episodio número 43 en inglés con el Dr. John Chong, http://us.ivoox.com/es/26572393, nos habrán escuchado hablar sobre las diferentes dolencias y males que sufren los músicos, entre ellos el síndrome del nervio cubital. Si no lo ha escuchado, le incluí el enlace para que no tenga excusa para no escucharlo. A lo mejor ustedes se preguntarán que es eso de nervio cubital. Pues yo tampoco lo sabía hasta que comencé a padecerlo. En palabras de un lego, le voy a explicar lo que uno siente a modo de ejemplo.

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Ilustración A
¿Alguna vez ustedes se han golpeado en el codo y han visto las estrellas? En Estados Unidos le llaman el funny bone cuando usted se golpea en ese punto específico del codo y ve las estrellas por unos instantes. (Véase ilustración C). Pues si lo ha experimentado saben que esa sensación de dolor se va desvaneciendo poco a poco. Es como el objeto concreto con que usted chocó ha martillado su codo y  el humero, mediante un ligamento, en unión al cúbito presiona el nervio cubital y eso le manda la señal al cerebro de lo más buena gente (en buen puertorriqueñismo). 

Ese dolor la mayoría lo hemos experimentado en un grado a otro. Si miran la gráfica que les incluyo verán las partes del brazo y ante brazo con los huesos del radio, cúbito y húmero. Pues imagínese usted ese pinchazo todo el día. Si usted cree que el dolor momentáneo que haya experimentado fue buena gente imagínese cuando el dolor es constante e inhabilitante. Pues ese es mi caso. Pero empecemos desde el principio.

Desde hace un tiempo, por no decir varios años, mi lumbares fueron afectadas por unas caídas y los dolores no eran incapacitantes hasta el 2017. A partir de ese año, comencé a frecuentar a una neuróloga para que me ordenara medicamentos y terapias físicas. Como aficionado al baloncesto sabía que las operaciones de vértebras para corregir discos herniados nunca eran perfectas y los que se han sometido a ellas quedan peor de lo que estaban antes. 

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Ilustración B
Así como gato que le huye al agua, me he reusado a la operación y opté nuevamente a las terapias. A pesar de que a mis terapistas siempre les informé que yo tocaba la guitarra y que varios de los ejercicios que me pedían no me ayudaban a la fortaleza de mis brazos, sino todo lo contrario, por requerir el peso de sobre cien libras en extremidades opuestas, el famoso planking, ellos hicieron caso omiso de mis ruegos o quejas.

Una vez acabadas las terapias comencé a sentir adormecimiendo en mi dedos meñique y anular de la mano izquierda; para los guitarristas son los dedos 4 y 5 que usamos para pisar las cuerdas de la guitarra en el brazo. Pensé que era una cosa pasajera. Pero noté que, incluso, no tenía fuerza en los dedos para apretar el teclado de la computadora, algo que me ocurre al momento de escribir este blog. Así que me hice una autoevaluacion como pincharme o enterrarme un alfiler en cada uno de los dedos. Les puedo decir que en los dedos 1, 2 y 3 de la mano izquierda sentí el pinchazo, mas no en los 4 y 5. Tanto fue mi sorpresa que me dije: bueno vamos a enterrar bien el alfiler y ver como reacciono. Me río contando esto porque no sentía dolor, así que era algo serio. No contento con el resultado, tomé mi guitarra y empecé a tocar notando que las notas con los dedos 4 y 5 salian fatales y era porque no había presión ni sostenimiento. En pocas palabras, mi motrocidad fina era un fiasco por no decir una basura. Así que el problema era serio. Como melodramático que soy dije adiós a la guitarra, charango y banjo y pensar en hacer otra cosa con mi vida. Es broma, no me voy a rendir en continuar tocando mis instrumentos, pero sí fui melodramático.

Como es algo bien notable en este País, mi neuróloga no tenía cita disponible y tuve que esperar 3 semanas para verla en mi cita de seguimiento de las lumbares. Sorprendida quedó y un poco incrédula al comentarle lo que me pasaba y la autoevaluación que hice. A lo mejor pensó que había adoptado las técnicas de tortura militares de Argentina pre-Alfonsín y documentada en el Informe de 50 mil carrillas. Naaaa, dudo mucho que mi neuróloga "gringa" conozca algo sobre Argentina.
Persistent Left Ulnar Nerve Paresthesia with Revision Surgery
Ilustración  C

Ella de forma inmediata sacó sus alfileres de plástico y comenzó a pasarlos por mis dedos, yo obviamente con los ojos cerrados, le decía si sentía algo o no. Les aseguro que no sentí nada en los dedos 4 y 5. Ante este cuadro, quiso medir las fuerzas en todos los dedos tratando de quitarme una hoja de papel sostenida por cada uno de los dedos y el pulgar como denominador común. Esta prueba la pasé de forma deficiente, de nuevo en los dedos 4 y 5. A partir de eso concluyó su evaluación con un martillo de goma dando un toque suave a mi codo en el área donde pasa el nervio cubital. Ese golpe tuvo el efecto de que un Coño, saliera espontáneamente. Es obvio que ella se dio cuenta que fue una palabrota lo que solté.

La explicación era bien sencilla, tu nervio cubital está afectado. El nervio cubital corre desde el hombro, pasando por un túnel en el mismo codo y llega a los dedos 4 y 5 donde la motrocidad fina es importante para un guitarrista. (Véase ilustraciones A y B). Al codo haber recibido una presión indebida durante los ejercicios, el ligamento afectó el nervio. Que ocurre si no se atiende de inmediato esta condición, puede ocurrir varias cosas: desde una deformación de la mano, inhabilidad para sostener objetos, adormecimiento constante, entre otros.  Mi neuróloga entiende que estoy atacando el problema a tiempo y que lo inmediato es terapia ocupacional. Si esto no funciona lo sugerido sería cirugía. Pensar en quirófano son palabras mayores porque el nervio, dentro de su universo microscópico, es un complejo sistema eléctrico en donde si se afecta una parte puede dañar la motrocidad fina permanentemente. Es por eso que el codo no lo puedo apoyar en superficies blandas o duras porque pudiera agravar más la condición y es necesario llevar ua codera para la protección e inmovilidad del brazo durante el trabajo y mientras duermo; la movilidad puede afectar más el nervio, con excepción de los ejercicios, y ausentarme de la guitarra, la harmónica y la quena por un buen tiempo.  

Ya les contaré en otra publicación si esto dio resultado o si la navaja de médico será la ruta a seguir.




Ilustraciones tomadas de los siguientes enlaces:

Monday, June 4, 2018

Una experiencia musical de Rusia

Peter Omelchenko
Hace unos días Peter Omelchenko me había escrito por mi messenger para invitarme a presenciar el espectáculo musical que el Washington Balalaika Society iba a presentar en el teatro F. Scott Fitzgerald del Centro Cívico de Rockville. Le agradecí la invitación y le dejé saber que el boleto ya lo había comprado porque seguía la  página de ellos en Facebook.

Nunca había estado en este lugar y me cautivó las facilidades en forma de anfiteatro y su escenario, el cual es espectacular para presentar cualquier tipo de evento cultural-musical. Antiguamente, este centro era un sitio de reunión para discutir asuntos de la comunidad de Rockville, como muy bien dice su nombre. Pero al dejar de ser un sitio de reunión, se convirtió en un teatro que acoge una serie de eventos culturales para todas las edades.

Mi lugar de observación y apreciación de la música fue al lado de otro miembro de la prensa y de los ingenieros de sonido y luminotecnia. La noche aparentaba que iba a ser larga, pero la Washington Balalaika Society Orchestra se aseguró que no luciera así y no me desilusionó en absoluto. Las piezas escogidas me demostró que esta orquesta tenía un dominio único y exquisito de cada una de ellas y que las mismas no estaban consagradas exclusivamente para una sinfónica u orquesta clásica.

En primer plano se ve a Andrei Saveliev
El presentador dio una breve historia de la orquesta, de los miembros que llevan tiempo en ella y sus nuevos miembros, entre ellos Peter Omelchenko. Incluso, pidió a cada grupo de instrumentos que los mostraran al momento de llamarlos por sus nombres; así conocimos como era una prima domra, una domra alto o tenor, una domra bajo, el gusli, los acordeones y bayan, la balalaika prima, la balalaika en segundo orden, la alta balalaika, la balalaika bajo y contra-bajo y los instrumentos de viento y percusión.

El concierto duró dos horas, incluyendo su pausa de 15 minutos, como es de costumbre. En la primera parte del concierto la orquesta nos deleitó con piezas de Schubert (Marcha Militar) y de Gorodovskaya (Russkiy Pereplyas). Inmediatamente, la balalaika principal fue interpretada por Aaron Mott, un chico de catorce años quien es el pupilo del gran Andrei Saveliev. Este chico interpretó con esplendor la pieza de B. Troyanovsky, Jugar con la gaita. El público reventó con sus aplausos el auditorio al reconocer la grandeza interpretativa de este joven músico quien promete que va a ser uno de los interpretes más importante de la balalaika en la costa Noreste de los Estados Unidos.

Amy Lochhaas
De inmediato, la orquesta nos cautivó los sentidos con la interepretación de una pieza romántica ejecutada por Eugenia Tochenaya en la domra tenor y posteriormente Amy Lochhaas nos deleitó con su flauta dos piezas conmovedoras de V. Andreev (Marcha del sentinela) y de Rachamaninoff (Serenata).

Una vez terminada esta presentación, era el turno de Peter Omelchenko a quien el público ansiaba de escuchar. Peter nos embrujó con malabarismo digital en las cuerdas pulsadas de la prima dorma en un baile ruso del Lago de los Cisnes de P. Tchaikovsky y La Paloma de S. Iradier.

Al regresar del descanso, esta magnifica orquesta nos deleitó con una pieza conocida de Camile Saint-Saens, el Baile Macabro (Danse Macabre). Una vez terminada esta brillante interpretación tanto Claudia Dwass, en el bajo Domras, Zhenya Tochenaya y  Patrick Fazzone, en la Domra primarias, nos embelezaron con piezas de A. Rubinstein y G. Cobb.

Claudia Dwass
Este concierto cerró con broche de oro  con Andrei Saveliev al interpretar dos piezas de Trostiansky y Shalov. Ambas interpretaciones, a pesar de su dedo fracturado, nos dejaron con unas ansias de escuchar más de este interprete de la balalaika y reclamar, como corderos, de su poder el ser hechizados con la magia de su ejecutorias. Su lenguaje corporal demostró que ambas piezas habían sido interpretadas con una emoción o encatamiento que hubiera sido econocido por un músico profesional a lo lejos.

Este concierto fue un preámbulo de lo que escucharemos en los conciertos del verano en el Mall en la Capital Federal y en otoño cuando la Washington Balalaika Society Orchestra vuelva a invitarnos con su melodía rusa para embriagarnos musicalmente como si bebiéramos de la vodka elaborada con los mejores granos de la madre Rusia.

No dudo que en esa ocasión podremos observar personas de todas las edades apreciando el encanto de una música única y especial interpretada por una gran orquesta.

Karen LaCrosee en el Gusli