Monday, May 14, 2018

Capitol Groove Collection, un colectivo musical fascinante


Hace tres días fui testigo de un colectivo de músicos formados por Eli Lev y Emma G, ésta última aparece en el episodio 33 de mi podcast. Había recibido la invitación hace un tiempo y no me había decidido a ir. De igual forma, quería ir a un sitio para comenzar a crear mi portfolio de fotografías y éste podría ser un venue perfecto para practicar. No es lo mismo sacar fotos en un escenario con gran iluminación a uno que es oscuro o semi-iluminado. Este recinto musical se conoce como Ye Olde Fire y sería el sitio perfecto para practicar.

Al escribirle a uno de los músicos, a quien conocí al grabar mi episodio 33, me dijo que no estaba seguro si podría llevar todo mi equipo fotográfico. Al no recibir una respuesta clara le escribí al colectivo directamente y quien me contestó fue Eli Lev. Su respuesta fue en la afirmativa y me pidió que llegara antes de las 20 horas para poder congeniar con el público y los músicos..  

Definitivamente llegué temprano y saludé a Emma G y a Joey quien se alegraron de inmediato al verme. Al entrar a este recinto, que es una casa que permite y ofrece conciertos en un ambiente más íntimo comencé a sacar mi cámara y tomar fotos de la camaredería entre los músicos y público que había llegado. Lo curioso de este evento es que no habían anunciado que era open bar por lo que fue muy buena idea; no queremos a un montón de borrachos molestando a los que estaban ahí por placer a la música.

Ni corto ni perezoso comencé a saludar a los músicos y a uno en particular que siempre lo veo en mi estación de tren y pensé que era profesor de Howard University, su respuesta fue que ojalá me escucharan. Es un tipo bastante peculiar con su vestimenta porque en verano él siempre está con su chaqueta y bufandas y su guitarra electrica sobre su espalda.

El espectaculo comenzó a la hora en punto con Griffin and the Flying, un personaje muy particular por su forma energizada de tocar y utilizar un sin número de pedales para poder crear ritmos tanto de bajos, percusión, acordes con su guitarra eléctrica Gibson, que me recordó a la época de rock pesado que yo escuchaba en los ochentas, para acompañarlo en su recorrido lírico.

Luego de su intervención, y de que varios de los músicos tocaran juntos- una idea genial y muy llamativa de este colectivo - le tocó el turno a Eli Lev con su guitarra acústica y un baterista. A la energía dejada por Griffin, como barco que huía de la tempestad, vino la calma de la música de Eli. Su voz fue brillante, su ejecución fue limpia y con unos acordes en la guitarra que me dejaron con ganas de escuchar más de su estilo. Eli terminó su presentación acompañado de una chica que toca la guitarra acústica, en este caso no tocó instrumento alguno, y tiene una voz prístina. Su timbre es casi perfecto y su proyección fue fenomenal. Esta presentacion cerró con broche de oro los veinte minutos de participación musical. 

Luego de la presentación de Eli, se hizo la presentación del libro de Mark DeNome, un joven empresario de Virgina del Oeste que quiere hacer una diferencia en un país polarizado. Nos explicó de que va su libro, qué espera conseguir con el mismo y cómo quiere hacer la diferencia en un país que no ha superado la Guerra Civil, o al menos no sabe disimularlo. ¿Les dije que el evento era uno de pensadores y músicos liberales? Lo pase por alto entonces, pero sí, la mayoría ahí eramos personas que amamos el arte y creemos en las libertades individuales y colectivas.

De forma inmediata una de los fundadores de este colectivo subió al escenario: Emma G. Emma, una chica de Nueva Zelandia, nos cautivó con su proyección escénica demostrando porqué es considerada una de las mejores street performers de Washington DC. Nos deleitó por veinte minutos con sus grandes canciones que relata el poder de una mujer ante un mundo machista. Con ella, nuevamente, el colectivo se le unió a la tarima y para tocar una de sus canciones. La velada con Emma terminó con ella en el piano para interpretar King for a day. De más está decir que el público la reconoció de inmediato y los aplausos y gente bailando fue la norma durante este recorrido lírico.


Una vez terminada la presentación de Emma apareció en escena Silence Echoez, a quien yo conozco por su nombre real Joey Jenkins. Este fue otro músico que me tomó por sorpresa. Sabía que era percusionista, pero desconocía de su calidad lírica y como guitarrista.  Joey, en todo momento que el colectivo requería de un baterista, se unía sin titubeo y demostraba su humildad como percusionista sin sobreponer su ritmo sobre los de otros músicos. Sus canciones eran de un contenido social y urbano, nos relataba sus experiencias vividas en su corta trayectoria y definitivamente es un elemento esencial para este colectivo

Como dije, Joey se unía, cada vez que se requería, al grupo; esto no era una sorpresa para mí, mas el saber que ellos habían practicado por unas cuantas horas unos días atrás sí lo fue. Todo este ensayo me demostró que este colectivo es el resultado perfecto de una formula química creada en un solo intento y que le auguro buenos frutos.



Una vez finalizada este ensemble musical  con Joey en la guitarra, se unió al festejo Robert Ax, cuya foto aparece más arriba, y a quien veo todos los días en el metro. Comenzó con una balada en su guitarra acústica roja la cual se nota que ha sido acariciada en una infinidad de veces por él. Con Robert tuve un popurrí de sensaciones. Intepretó blues, hip-hop y hasta funk en su estilo particular de tocar. Su mano izquierda en el cuello o brazo de la guitarra era maravilloso, me parecía un encantamiento del cual no me podía librar o no quería librarme.  En un momento subió su pareja que nos deleitó con los graves de su bajo, su ritmo y sonrisa que inundaba este recinto musical. Robert y su pareja fue el binomio perfecto para explotar nuestras sensaciones auditivas. 

Una vez finalizado este enredo musical, subió al escenario Music Giff. Este músico con su guitarra Córdoba y vestido de forma impecable era la nota surreal que faltaba al genio colectivo. Su sobriedad musical y seriedad le dio un toque de profundidad al evento y luego vino la fiesta cuando se le unió un saxofonista, Robert Ax, Griffin y Emma para cerrar con broche de oro la fiesta musical privada que haya disfrutado jamás. 

Espero que haya más eventos como este por parte de este colectivo y que ellos continúen deleintándonos con su música como solistas y entidad grupal. Hace falta más colectivos como estos y que promuevan las artes de una forma amena y sana, a diferencia de los conciertos en estadios o bares en donde el sonido se pierde o distorsiona. A veces dos amplificadores es suficiente para que nosotros, los que apreciamos la música, podamos disfrutar y comprender el mensaje que hay en ellas.



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