Como dije en mi cuenta de Twitter, el 6 de mayo fue a un viaje especial para mí porque iba grabar un episodio con Rafael Pondé, un talentoso músico brasileño del cual hablaré en otra publicación. Se supone que esta publicación lo hubiera escrito ayer, pero las fuerzas y la musa no me llegaban; un proceso muy distinto al que le ocurriría a un intelectual o músico profesional.
Este viaje tenía dos propósitos: hacer la entrevista a Rafael y visitar la primera ciudad que me recibió en el 2012, Filadelfia (la Ciudad del Amor Fraternal).
Toda la ruta fue por la US-95, la ruta nacional que me llevaría paralelo a la línea del Amtrak. Esta ruta la conocía a la perfección porque la había hecho varias veces en tren y en carro; aunque tenía el GPS puesto por si acaso tenía que desviarme por algún tráfico (el GPS es mi dios cartográfico). Mi emoción comenzó a agitarse cuando pasé el Aeropuerto Internacional de Filadelfia, avisté el skyline, de la ciudad al pasar paralelo a Society Hill y a Penns Landing y tomar la ruta para Girard Avenue en dirección a Fishtown. No me fue difícil encontrar un espacio de estacionamiento en Fishtown, esta área la conocía pero no como la palma de mi mano. Al encontrarme con Rafael en su apartamento y terminar la grabación, él hizo arreglos para conocer a un amigo de él que es músico y es la razón de su permanencia en esta gran ciudad: Bronson Tennis, el gringo como le llama su esposa Caro Canción.
Foto tomada por Bronson Tennis el 5/6/2018 |
Mientras pasábamos por debajo de las vías del SEPTA, yo le decía a Rafael que esta área la conocía. Cuando llegamos a un área boscosa le dije, pero si este parque es Fairmount Park y cerca está la Universidad de Filadelfia. Cuando nos metimos en Lincoln Drive, mi excitación era notable. Toda esta área la había recorrido en bicicleta en un sin número de ocasiones; eran las dos de la tarde cuando llegamos a Mount Airy.
Al llegar a la casa, lo único que me pasaba por la mente, era que iba a tener que hablar inglés y hacer una segunda grabación en ese idioma. Para mi sorpresa me topé una casa de gringos que hablaban español y portugués. De golpe los acentos colombianos inundaban la atmósfera y estaba incrédulo de que un barrio tan prominente en Filadelfia se escuchara tanto este idioma. De inmediato Rafael comenzó a presentarme y los holas y es un gusto llovían por todos lados. Estaba en mi estanque favorito, era feliz porque esta bofetada latina me auguraba una velada vespertina fabulosa, y no me equivoqué. Me sentí en casa como Vicente.
El dueño/anfitrión de la casa se encontraba en la azotea (roof deck) charlando con otros invitados. Al bajar de ella, nuestra conversación fue una combustión espontánea. Bronson y yo hablábamos en inglés y él me empieza a hablar del Gran Combo, Ismael Rivera y la Fania -por mencionar unos pocos- y en ese momento le dije, un momento tenemos que grabar esto, fue en ese momento que Bronson me demostró que el tenía la sazón caribeña y que conocía más de la escuela vieja de la Salsa que yo mismo. Incluso, en un momento de la grabación me soltó el nombre archivado en mi mente de Benny Moré, ahí me despojó de mi escudo protector y estuve a punto de hacerle una reverencia como digno representante de la música caribeña. Pero no todo le pertenece, ha recibido mucha influencia de su gran Caro Canción (su nombre artístico). Ella es una enciclopedia ambulante sobre salsa que le da tres patadas al más ducho de los boricuas y quienes, como equipo bien formado, me despojaron de toda oportunidad de improvisar y poder hacer una grabación extendida; ergo me quedé estupefacto. Las miradas de ellos eran cómplice de una formula mágica que produce el amor entre dos seres humanos y que disfrutan de la música. Si no me cree, debe escuchar al gringo cantando merengue con su acento y como describe la receta de Caro Canción. En cierta forma Rafael me hizo una encerrona (I am not holding any grudge on him, I loved it) que me demostró que uno nunca está cien por ciento preparado para sorpresas como esas, y son las mejores sorpresas del mundo.
El dueño/anfitrión de la casa se encontraba en la azotea (roof deck) charlando con otros invitados. Al bajar de ella, nuestra conversación fue una combustión espontánea. Bronson y yo hablábamos en inglés y él me empieza a hablar del Gran Combo, Ismael Rivera y la Fania -por mencionar unos pocos- y en ese momento le dije, un momento tenemos que grabar esto, fue en ese momento que Bronson me demostró que el tenía la sazón caribeña y que conocía más de la escuela vieja de la Salsa que yo mismo. Incluso, en un momento de la grabación me soltó el nombre archivado en mi mente de Benny Moré, ahí me despojó de mi escudo protector y estuve a punto de hacerle una reverencia como digno representante de la música caribeña. Pero no todo le pertenece, ha recibido mucha influencia de su gran Caro Canción (su nombre artístico). Ella es una enciclopedia ambulante sobre salsa que le da tres patadas al más ducho de los boricuas y quienes, como equipo bien formado, me despojaron de toda oportunidad de improvisar y poder hacer una grabación extendida; ergo me quedé estupefacto. Las miradas de ellos eran cómplice de una formula mágica que produce el amor entre dos seres humanos y que disfrutan de la música. Si no me cree, debe escuchar al gringo cantando merengue con su acento y como describe la receta de Caro Canción. En cierta forma Rafael me hizo una encerrona (I am not holding any grudge on him, I loved it) que me demostró que uno nunca está cien por ciento preparado para sorpresas como esas, y son las mejores sorpresas del mundo.
Bronson y Caro son unas personas encantandoras, su hospitalidad fue muy especial para mí y estoy muy agradecido por ella. En esta tarde encantadora en Filadelfia la charla se tornó lo mar de interesante. Hablamos sobre los rumbos tomados por Bronson por la Argentina y Brazil y los encuentros musicales a los cuales se topó. Su curiosidad musical se nota de lleno en sus líricas y en las anécdotas contadas por Caro. Como dice ella, el gringo (como le llama cariñosamente) tiene un oído bien agudo que registra y graba todas las palabra y sonidos para incorporarlos en la lírica , una muestra de eso la notamos en su más reciente producción discográfica. Tienen que comprarlo y escucharlo para entenderlo. Un pista es Caro Canción.
La forma en que este gringo ha traído la música y ritmos latinos a la Filadelfia de Ben Franklin ha tomado al barrio boricua por sorpresa; como si recreara el Boston Tea Party pero en Penns Landing. Evidencia de este asalto musical lo tenemos cuando me relató la forma en que conoció a Edwin "Papo Buda" Rosado. No les voy a contar esta historia porque luego no escuchan el podcast, pero les puedo adelantar que este percusionista terminó siendo miembro de De Tierra Caliente y es genial. El grupo está compuesto por mis anfitriones, Papo Buda (percusión), Steve Cochran (bajo y voces) y Eubie Nieves (flauta).
Al Bronson decirme que el primer disco de la banda era Nadie es Profeta, de inmediato fui a comprarlo en iTunes.
El disco tiene diez canciones y les auguro que desde que comience a escuchar El Sonido (la primera canción) el enganche va a ser de inmediato. Va a encontrar el sonido latino por todas partes y no podrá zafarse de él, como hechizo de un aprendiz de brujo en la casa del trompo. Va a mover el esqueleto en donde esté, como yo hice en pleno tren. Ya entenderá cuando lo escuche e internalice que ellos hacen una nueva canción con un ritmo que se explota como lo que los Pop Stars tienen. El recorrido de música en este nuevo disco le va a dejar con más ganas de escuchar más de ellos. La percusión de Papo Buda, la guitarra de Bronson, las voces de Caro, el bajo de Steve y la flauta de Eubie se escuchan de forma limpia y sin granulación, como la fotografía de una Morenita tan bonita que lleva en su cartera y que le inspira a escribir un canción para esa chica que usted ama.
Ya habiendo escuchado el primer disco de ellos, me di a la tarea de escuchar Traigo Alegría antes de escribir este blog y luego de escucharlo 3 veces, la penúltima fue anoche y esta mañana mientras escribía este blog lo cual ya son cinco veces escuchado (pero quién está contando). Nuevamente, es un disco lleno de sabores latinos como si estuviera debajo de un palo de mango al bajar de Bogotá e irse a Cartagena para comenzar a volar rítmicamente. Vemos como Philly, Brazil, Colombia y Puerto Rico se conjugan en un solo sonido. La salsa, samba, el jazz, la rumba y el ritmo afro-caribeño de este grupo es increíble porque trae ese lenguaje pícaro de nuestra cultura que se había perdido y que ciertos géneros deberían de adoptar para poder regenerarse y dejar la mediocridad sonora de líricas violentas y sexistas. Les debo admitir que hacía tiempo que no escuchaba una lírica latina tan limpia y una salsa clásica. La conspiración de esta banda ha logrado un resultado jugoso y sabroso. Este disco celebra la vida con Traigo Alegría y nuevamente nos deja con ganas de escuchar más. Si fuera a darle una crítica negativa sería que me han dejado con un hambre de escuchar más de esta banda en donde su ritmo ha roto con todas las fronteras geográficas y de querer vivir en Filadelfia para convertirme en su groupie.
Y si usted cree que un gringo no puede ser Taíno, lamento decirle que se ha equivocado. Este grupo taíno, arahuaco, amazónico y de payador adoptado por Argentina nos van a dejar con ganas de saborear más de su música picante, como es nuestra sazón. Para mí, ambos discos son un aperitivo y esperaré con ansias locas el plato principal. Así que fasten your seatbelts baby (lírica de Pop Stars) porque la mezcla de lenguas y ritmos en esta música lo va a dejar con ganas de escuchar más de De Tierra Caliente y de sacar la polilla de su cuerpo y moverse al ritmo afro-latino que esta banda de la Ciudad del Amor Fraternal le ofrece. Recuerde que escoba nueva barre bien para que recoja la polilla y que debe escucharlo con agua sin hielo, pero con limón.
La forma en que este gringo ha traído la música y ritmos latinos a la Filadelfia de Ben Franklin ha tomado al barrio boricua por sorpresa; como si recreara el Boston Tea Party pero en Penns Landing. Evidencia de este asalto musical lo tenemos cuando me relató la forma en que conoció a Edwin "Papo Buda" Rosado. No les voy a contar esta historia porque luego no escuchan el podcast, pero les puedo adelantar que este percusionista terminó siendo miembro de De Tierra Caliente y es genial. El grupo está compuesto por mis anfitriones, Papo Buda (percusión), Steve Cochran (bajo y voces) y Eubie Nieves (flauta).
Al Bronson decirme que el primer disco de la banda era Nadie es Profeta, de inmediato fui a comprarlo en iTunes.
El disco tiene diez canciones y les auguro que desde que comience a escuchar El Sonido (la primera canción) el enganche va a ser de inmediato. Va a encontrar el sonido latino por todas partes y no podrá zafarse de él, como hechizo de un aprendiz de brujo en la casa del trompo. Va a mover el esqueleto en donde esté, como yo hice en pleno tren. Ya entenderá cuando lo escuche e internalice que ellos hacen una nueva canción con un ritmo que se explota como lo que los Pop Stars tienen. El recorrido de música en este nuevo disco le va a dejar con más ganas de escuchar más de ellos. La percusión de Papo Buda, la guitarra de Bronson, las voces de Caro, el bajo de Steve y la flauta de Eubie se escuchan de forma limpia y sin granulación, como la fotografía de una Morenita tan bonita que lleva en su cartera y que le inspira a escribir un canción para esa chica que usted ama.
Ya habiendo escuchado el primer disco de ellos, me di a la tarea de escuchar Traigo Alegría antes de escribir este blog y luego de escucharlo 3 veces, la penúltima fue anoche y esta mañana mientras escribía este blog lo cual ya son cinco veces escuchado (pero quién está contando). Nuevamente, es un disco lleno de sabores latinos como si estuviera debajo de un palo de mango al bajar de Bogotá e irse a Cartagena para comenzar a volar rítmicamente. Vemos como Philly, Brazil, Colombia y Puerto Rico se conjugan en un solo sonido. La salsa, samba, el jazz, la rumba y el ritmo afro-caribeño de este grupo es increíble porque trae ese lenguaje pícaro de nuestra cultura que se había perdido y que ciertos géneros deberían de adoptar para poder regenerarse y dejar la mediocridad sonora de líricas violentas y sexistas. Les debo admitir que hacía tiempo que no escuchaba una lírica latina tan limpia y una salsa clásica. La conspiración de esta banda ha logrado un resultado jugoso y sabroso. Este disco celebra la vida con Traigo Alegría y nuevamente nos deja con ganas de escuchar más. Si fuera a darle una crítica negativa sería que me han dejado con un hambre de escuchar más de esta banda en donde su ritmo ha roto con todas las fronteras geográficas y de querer vivir en Filadelfia para convertirme en su groupie.
Y si usted cree que un gringo no puede ser Taíno, lamento decirle que se ha equivocado. Este grupo taíno, arahuaco, amazónico y de payador adoptado por Argentina nos van a dejar con ganas de saborear más de su música picante, como es nuestra sazón. Para mí, ambos discos son un aperitivo y esperaré con ansias locas el plato principal. Así que fasten your seatbelts baby (lírica de Pop Stars) porque la mezcla de lenguas y ritmos en esta música lo va a dejar con ganas de escuchar más de De Tierra Caliente y de sacar la polilla de su cuerpo y moverse al ritmo afro-latino que esta banda de la Ciudad del Amor Fraternal le ofrece. Recuerde que escoba nueva barre bien para que recoja la polilla y que debe escucharlo con agua sin hielo, pero con limón.
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