Monday, May 28, 2018

Mi primer festival en la casa del bluegrass en Maryland

Hace un tiempo que mi página de Facebook ha cambiado. He ido borrando o eliminando personas de la misma profesión de la cual estoy rehuyendo y aceptando otras cuyos intereses son más afines con los míos: la música. Incluso, muchos de mis invitados al podcast son nuevas amistades que he incluido; como es el caso de Frank Cassel conocido como Banjo Man, es una de ellas y es el responsable que quiera tocar el banjo.  

Hace unos días, él compartió en su pérfil de Facebook un evento en Singer's Glen House Concert a efectuarse el 27 de mayo del corriente. Era pura música de bluegrass con los máximos exponentes de este género entre ellos Akira Otsuka en la mandolina, Eddie Adcock en el banjo y guitarra acústica, Tom Gray en el bajo y Martha Adcock vocalista y guitarra. El que me siga en mi podcast y en mi cuenta en Twitter sabe que me siento comprometido con la música popular de todas partes del Mundo.

Yo no tenía idea de lo que iba a encontrar en este sitio, como siempre pasa cuando me voy en un viaje musical exploratorio por mi cuenta. Cuando llegué, me senté al frente del escenario en un patio inmenso teniendo de fondo una frondosa arboleda. Al rato, una amable señora me informó que el concierto iba a ser en el interior de la casa porque el clima no era el mejor. Así que me moví al interior de una casa de madera con base en ladrillos de dos niveles. Al entrar al gran salón me topé con que no había asiento alguno y solté todo mi equipo fotográfico debajo de una mesa y me preparé para el concierto. Había alrededor de veinte y pico de personas sentadas y mirándome como ente extraño que visitaba por primera vez una comuna hippie.

Al echar un vistazo vi de inmediato la silueta de Frank a quien le agradó verme. Frank es una persona dulce y que vive de la música, literal y econó-micamente. Platicamos un rato y él estaba pendiente a que me sintiera cómodo. Frank es un gran tipo y le he tomado un aprecio muy especial. Ha estado en dos ocasiones en mi podcast y en cierta medida me siento obligado ante él por haberme dirigido a un mundo musical distinto al que estaba acostumbrado a escuchar en Puerto Rico y en otras partes de los EE UU donde he vidido. Aquí les incluyo el enlace para el segundo episodio grabado con Frank: http://us.ivoox.com/es/25808201.

Al rato de haber preparado todo mi equipo fotográfico y preparar, de forma lineal, mi lentes, vi pasar a una figura que lucía endeble con un bulto de oxígeno, era Eddie Adcock acompañado de su esposa, Martha. Una vez él ocupó su asiento, procedió a hacer chistes y burlarse cariñosamente de Akira Otsuka y de cuánto tiempo le tomó aprender a pronunciar su apellido; Akira vino de Japón con un grupo de bluegrass a los Estados Unidos y  decidió quedarse. Si quiere saber más sobre la historia del bluegrass en otros lares, escuche este episodio de mi podcast: http://us.ivoox.com/es/23853675. El no vive en el area Metro de Washington DC. A pesar de haber nacido en Virgi
nia, su residencia es en Tennessee, como podrán notar en su gorra, la "T" del equipo de fútbol americano de Tennessee.

Eddie nos contó de todas las vicisitudes de salud por las que él pasó: tres cirugías en el cerebro, vertebras rotas tras un accidente y pulmones colapsados debido a que era un fumador pasivo. Pero con todo esto males que aquejaban a su cuerpo, Eddie, Martha, Akira y Tom no dejaron de impresionar a los presentes con su estilo único al interpretar la música de los rednecks o hillbilies. Los 4 demostraron un dominio de cada uno de sus instrumentos y ninguno opacó el sonido del otro. La armonía y el timbre del banjo, la mandolina, la guitarra y el bajo retumbaron en la casa de Glen. Actuaron como formula química maravillosa produciendo explosiones de risas, aplausos, nostalgia y de mi parte aprecio por disfrutar gráfica y auditivamente de un espectáculo de 4 individuos apocalípticos quien corría por los cielos surcando pentagramas musicales como si fuera la última vez que tocaran juntos.

En un interludio de descanso, porque Eddie se cansa rápidamente, tomamos unos refrigerios y yo platiqué con el hijo de Tom quien me dijo que Eddie seguía siendo un interprete del banjo maravilloso pero no como en antes a raíz de todas sus adolencias. Ya me había dado cuenta que su movilidad en el banjo era lenta y no tan versátil como hubiera querido ser testigo. Pero no podía exigir tanto de una persona que había pasado por tanto contratiempos de salud; mucho estaba logrando en el banjo y desde mi óptica era un virtuoso. Cuando convives con alguien que trabaja en un hospital de rehabilitación de personas con problemas de salud mental, en todas sus facetas, tu exigencias musicales se atenúan a las circunstancias y te haces más sensible. Lo único que lamento es que no hubiera conocido a Eddie antes de sus dolencias.

La velada vespertina fue fabulosa, desde mi posición no podía escuchar los títulos de cada una de las canciones, pero la voces de Martha, Eddie, Akira y Tom se escuchaban por encima de sus instrumentos. No hacía falta amplificadores. Los aplausos no cesaban y el reconocimiento de estas estrellas del Bluegrass Hall of Fame brillaron en una tarde nublada y de llovizna que limpiaban el alma de aquel que necesitase desintoxicarse de los malos tratos de la semana anterior.

Espero que estas fotos evidencien lo bien que lo pasé y que esta no sea la única sino una de muchas tantas visitas a este encuentro íntimo musical. Quiero aclarar que estas son una muestra de las muchas fotos que he tomado con una de las cámaras, las otras fotos sobrepasan las 200 imágenes  y requieren un examen minucioso de las mejores como Rose Hartman haría de manera rabiosa y compulsiva con las fotos tomadas en el Studio 54. 

Monday, May 14, 2018

Capitol Groove Collection, un colectivo musical fascinante


Hace tres días fui testigo de un colectivo de músicos formados por Eli Lev y Emma G, ésta última aparece en el episodio 33 de mi podcast. Había recibido la invitación hace un tiempo y no me había decidido a ir. De igual forma, quería ir a un sitio para comenzar a crear mi portfolio de fotografías y éste podría ser un venue perfecto para practicar. No es lo mismo sacar fotos en un escenario con gran iluminación a uno que es oscuro o semi-iluminado. Este recinto musical se conoce como Ye Olde Fire y sería el sitio perfecto para practicar.

Al escribirle a uno de los músicos, a quien conocí al grabar mi episodio 33, me dijo que no estaba seguro si podría llevar todo mi equipo fotográfico. Al no recibir una respuesta clara le escribí al colectivo directamente y quien me contestó fue Eli Lev. Su respuesta fue en la afirmativa y me pidió que llegara antes de las 20 horas para poder congeniar con el público y los músicos..  

Definitivamente llegué temprano y saludé a Emma G y a Joey quien se alegraron de inmediato al verme. Al entrar a este recinto, que es una casa que permite y ofrece conciertos en un ambiente más íntimo comencé a sacar mi cámara y tomar fotos de la camaredería entre los músicos y público que había llegado. Lo curioso de este evento es que no habían anunciado que era open bar por lo que fue muy buena idea; no queremos a un montón de borrachos molestando a los que estaban ahí por placer a la música.

Ni corto ni perezoso comencé a saludar a los músicos y a uno en particular que siempre lo veo en mi estación de tren y pensé que era profesor de Howard University, su respuesta fue que ojalá me escucharan. Es un tipo bastante peculiar con su vestimenta porque en verano él siempre está con su chaqueta y bufandas y su guitarra electrica sobre su espalda.

El espectaculo comenzó a la hora en punto con Griffin and the Flying, un personaje muy particular por su forma energizada de tocar y utilizar un sin número de pedales para poder crear ritmos tanto de bajos, percusión, acordes con su guitarra eléctrica Gibson, que me recordó a la época de rock pesado que yo escuchaba en los ochentas, para acompañarlo en su recorrido lírico.

Luego de su intervención, y de que varios de los músicos tocaran juntos- una idea genial y muy llamativa de este colectivo - le tocó el turno a Eli Lev con su guitarra acústica y un baterista. A la energía dejada por Griffin, como barco que huía de la tempestad, vino la calma de la música de Eli. Su voz fue brillante, su ejecución fue limpia y con unos acordes en la guitarra que me dejaron con ganas de escuchar más de su estilo. Eli terminó su presentación acompañado de una chica que toca la guitarra acústica, en este caso no tocó instrumento alguno, y tiene una voz prístina. Su timbre es casi perfecto y su proyección fue fenomenal. Esta presentacion cerró con broche de oro los veinte minutos de participación musical. 

Luego de la presentación de Eli, se hizo la presentación del libro de Mark DeNome, un joven empresario de Virgina del Oeste que quiere hacer una diferencia en un país polarizado. Nos explicó de que va su libro, qué espera conseguir con el mismo y cómo quiere hacer la diferencia en un país que no ha superado la Guerra Civil, o al menos no sabe disimularlo. ¿Les dije que el evento era uno de pensadores y músicos liberales? Lo pase por alto entonces, pero sí, la mayoría ahí eramos personas que amamos el arte y creemos en las libertades individuales y colectivas.

De forma inmediata una de los fundadores de este colectivo subió al escenario: Emma G. Emma, una chica de Nueva Zelandia, nos cautivó con su proyección escénica demostrando porqué es considerada una de las mejores street performers de Washington DC. Nos deleitó por veinte minutos con sus grandes canciones que relata el poder de una mujer ante un mundo machista. Con ella, nuevamente, el colectivo se le unió a la tarima y para tocar una de sus canciones. La velada con Emma terminó con ella en el piano para interpretar King for a day. De más está decir que el público la reconoció de inmediato y los aplausos y gente bailando fue la norma durante este recorrido lírico.


Una vez terminada la presentación de Emma apareció en escena Silence Echoez, a quien yo conozco por su nombre real Joey Jenkins. Este fue otro músico que me tomó por sorpresa. Sabía que era percusionista, pero desconocía de su calidad lírica y como guitarrista.  Joey, en todo momento que el colectivo requería de un baterista, se unía sin titubeo y demostraba su humildad como percusionista sin sobreponer su ritmo sobre los de otros músicos. Sus canciones eran de un contenido social y urbano, nos relataba sus experiencias vividas en su corta trayectoria y definitivamente es un elemento esencial para este colectivo

Como dije, Joey se unía, cada vez que se requería, al grupo; esto no era una sorpresa para mí, mas el saber que ellos habían practicado por unas cuantas horas unos días atrás sí lo fue. Todo este ensayo me demostró que este colectivo es el resultado perfecto de una formula química creada en un solo intento y que le auguro buenos frutos.



Una vez finalizada este ensemble musical  con Joey en la guitarra, se unió al festejo Robert Ax, cuya foto aparece más arriba, y a quien veo todos los días en el metro. Comenzó con una balada en su guitarra acústica roja la cual se nota que ha sido acariciada en una infinidad de veces por él. Con Robert tuve un popurrí de sensaciones. Intepretó blues, hip-hop y hasta funk en su estilo particular de tocar. Su mano izquierda en el cuello o brazo de la guitarra era maravilloso, me parecía un encantamiento del cual no me podía librar o no quería librarme.  En un momento subió su pareja que nos deleitó con los graves de su bajo, su ritmo y sonrisa que inundaba este recinto musical. Robert y su pareja fue el binomio perfecto para explotar nuestras sensaciones auditivas. 

Una vez finalizado este enredo musical, subió al escenario Music Giff. Este músico con su guitarra Córdoba y vestido de forma impecable era la nota surreal que faltaba al genio colectivo. Su sobriedad musical y seriedad le dio un toque de profundidad al evento y luego vino la fiesta cuando se le unió un saxofonista, Robert Ax, Griffin y Emma para cerrar con broche de oro la fiesta musical privada que haya disfrutado jamás. 

Espero que haya más eventos como este por parte de este colectivo y que ellos continúen deleintándonos con su música como solistas y entidad grupal. Hace falta más colectivos como estos y que promuevan las artes de una forma amena y sana, a diferencia de los conciertos en estadios o bares en donde el sonido se pierde o distorsiona. A veces dos amplificadores es suficiente para que nosotros, los que apreciamos la música, podamos disfrutar y comprender el mensaje que hay en ellas.



Thursday, May 10, 2018

Jazz, entre el fuego y el frío

Foto tomada por Jaime Riera
Esta semana de vacaciones forzadas de mi segundo trabajo, ese que usted sabe que me aburre, me dí a la tarea de ponerme al día en las redes sociales, en este foro y en visitar lugares con música en vivo para crear mi portafolio de fotografía. Digo para poder presentarme como fotoperiodista de verdad ya que tengo las credenciales. 

Como mi página de Facebook se ha convertido más de asuntos de prensa y músicos, Christiana Drapkin me invitó a un evento musical que siempre toca anualmente en un centro de envejeciente.

Foto tomada por Jaime Riera
Si ,a lo mejor usted dirá: pero eso no es un venue en el argot del gringo, pero para mí cualquier excusa para escuchar jazz es buena y Christiana es de esas personas que realmente se entrega y domina el escenario con su estatura. Christiana, una alemana americanizada y sin acento alemán tiene una presencia fuerte en el escenario le va a dejar a usted con más ánimo de escuchar su melodías y voz melosa en el jazz. 

La primera vez que escuché a Christiana fue en un viñedo y yo me acerqué a ella para charlar y conocer más de ella. Pero en verdad debo admitir que lo que me cautivó de ella fueron unas gafas oscuras bien hippie y le dije: I am in love with you and your glasses. Claro, ese comentario no fue un acto de lisonjeo sino fue genuino y la quería tener en mi podcast. Ella fue una de las primeras que participó en mi podcast y fue para octubre de 2017. 


Ayer el evento fue magnífico. El repertorio de Peggy Lee, una cantante de jazz de los 1950 y 1960 fue cautivante. Christiana nos enamoró a todos con canciones como He's a Tramp, It's a Good Day, Big Spender, entre otras. Fue una tarde única de una hora de duración. Entre canción y canción Christiana nos contaba una historia de Peggy Lee, entre ellas como le ganó la batalla a Walt Disney en las regalías.

Ella estuvo acompañada en el piano por Harry Appelman a quien vemos aquí y en donde en unas de las representaciones de Peggy Lee demostró su dominio en el teclado. En el bajo, Bob Shann nos dejó hambrientos de más de su azote pulsado en ese bajo. 


Christiana, al igual que otro músico apasionado, se la pasa constantemente reinventandose y buscando música que nos alegre y nos ponga bailar, como ocurrió ayer. Si en algún momento se le ocurre visitar Washington DC, procure buscar donde Christiana Drapkin estará tocando porque la va a pasar bien con ella. 

A Christiana la pueden encontrar en su página de Facebook, Christiana Drapkin Sings o en su página en la Internet: http://www.christianadrapkin.com/bio.htm.

Nos veremos en la próxima entrada que aún la musa no llega a visitar mi alma creativa.


Wednesday, May 9, 2018

Rafael Pondé de Bahía con un pase por Europa y con la mente en Filadelfia

Foto tomada por Jaime Riera
Como dije en mi entrada anterior, el 6 de mayo fue un día de muchas emociones al regresar a la ciudad que me recibió en el 2012. De inmediato al entrar a Girard Avenue me topé con los rieles de los trolleys que tanto adoré durante los dos años que viví ahí. De esto no cuento con fotos, lo cual lamento

Desde que salí de casa, puse la música de Rafael Pondé para ambientar mi mente. Es una especie de ritual que he adoptado desde que tengo conocimiento. Cuando me propongo algo, le doy vueltas a la idea en mi cabeza y trato de ambientar el escenario, como un director de una obra de teatro o utilero.

La primera vez que lo conocí fue en casa de Cissa Paz, (Episodio 28 de Music in 2Flavors). Cissa me recomendó que lo tuviera y al final de la grabación platicamos un rato sobre la posibilidad de tenerlo en mi podcast y empezamos a coordinar a través de Facebook y textos.

Durante mi trayecto America Unite, Já Chega, Je ne suis pas Charlie Hebdo, Inveja da Sapucaí (que la tengo pegada en la mente), Solidao na Estrada (con el mejor arreglo de guitarra que haya escuchado), Princess of the Dessert, entre otras tantas que te saca la polilla del cuerpo,fueron mis fieles compañeras de las 2 horas y media de recorrido por la US95. Mi pronunciación en portugués es fatal, como me pasa con la mayoría de los idiomas que hablo, pero mi oído y lectura los entienden a la perfección.

Foto tomada por Jaime Riera
Al entrar a Fishtown, mi mente estaba corriendo a 78 rpm como disco de vinilo. Tan pronto estacioné, mis pies sintieron la acera debajo de mí como árbol que se enraiza y levanta las aceras para hacer suyo el espacio. Al tocar a la puerta del apartamento de Rafael, el tufo de creatividad me golpeó de inmediato. Mi vista se abalanzó sobre cada objeto colgando y estacionario en la sala y me di cuenta que ese recinto era una iglesia al arte y a la buena música. Rafael nunca me defraudó.

Su recibimiento fue muy especial. Su saludo Hello my friend rompe el hielo y cualquier ambiente denso. En las pocas veces que he visto a Rafael no lo he visto serio, siempre la sonrisa inunda su cara y sus ojos al hablar de su carrera es como el de dos soles en un sistema planetario. En esa hora que compartí, hablamos de los inicios en su carrera musical, sus viajes por el Mundo y su motivo a quedarse en la mejor ciudad de Estados Unidos, Filadelfia. Como dice el gringo: what you see from Rafael it is what you get

En esta conversación amena, Rafael no alardea de su genio y facilidad para componer ritmos brasileños. Es un músico que no le gusta etiquetarse ni casarse con ritmo alguno. Él es una amalgama de ritmos brasileños, con él aprendí que existe más de seiscientos ritmos y de la pasión de los brasileños con África. 

Si usted escucha tan sólo un disco de Rafael, empiece por Voltar pra Bahia (Regresar a Bahía) para que absorba ese aroma de esa ciudad musical y que ha sido cuna de tantos buenos músicos como Rafael. Voltar pra Bahía (Regresar a Bahía) es uno de esos discos que le va a forzar a escuchar más de Rafael Pondé. La música de Rafael en esta canción le va a poner a mover su torso de un lado a otro como el vaivén de las olas de Salvador y querer acostarse cerca de las laderas de sus montes para que la brisa brasileña le arrope.
Foto tomada por Jaime Riera

La voz de Rafael es suave (smoothing) y le envolverá como ningún músico que haya escuchado anteriormente. Su registro y timbre es limpio, sin mayores esfuerzos al soltar notas altas y bajas. Su voz de raíces preta lo va a dejar con un ánimo de querer conocer más sobre su música y aprenda a falar Português para poder cantar sus canciones y dejar que Misty Morning sea su musa porque ella sabe que you are out there somewhere... and jump out to the water if you know how to swim . 

Si no ha escuchado a Rafael, no sé que espera. Debe recibir de él un poco de Maltrato y dejar que Juanita la Chismosa le cuente al oído todo sobre él, porque no se va a arrepentir. Si quiere saber más sobre Rafael Pondé, debe esperar a que suba mi grabación con él y debe visitar su página en la Internet en https://www.rafaelponde.com.br/.

Mientras tanto me retiro por el momento taraleando Je ne suis pas Charlie Hebdo y luego Inveja da Sapucai que más que pegajosa, son contagiosa y me alegra la vida. Gracias Rafael por alegrar mi vida y por mostrarme tu humildad con tu talento.

Tuesday, May 8, 2018

De Tierra Caliente es que viene el sabor

Como dije en mi cuenta de Twitter, el 6 de mayo fue a un viaje especial para mí porque iba grabar un episodio con Rafael Pondé, un talentoso músico brasileño del cual hablaré en otra publicación. Se supone que esta publicación lo hubiera escrito ayer, pero las fuerzas y la musa no me llegaban; un proceso muy distinto al que le ocurriría a un intelectual o músico profesional.

Este viaje tenía dos propósitos: hacer la entrevista a Rafael y visitar la primera ciudad que me recibió en el 2012, Filadelfia (la Ciudad del Amor Fraternal). 

Toda la ruta fue por la US-95, la ruta nacional que me llevaría paralelo a la línea del Amtrak. Esta ruta la conocía a la perfección porque la había hecho varias veces en tren y en carro; aunque tenía el GPS puesto por si acaso tenía que desviarme por algún tráfico (el GPS es mi dios cartográfico). Mi emoción comenzó a agitarse cuando pasé el Aeropuerto Internacional de Filadelfia, avisté el skyline, de la ciudad al pasar paralelo a Society Hill y a Penns Landing y tomar la ruta para Girard Avenue en dirección a Fishtown. No me fue difícil encontrar un espacio de estacionamiento en Fishtown, esta área la conocía pero no como la palma de mi mano. Al encontrarme con Rafael en su apartamento y terminar la grabación, él hizo arreglos para conocer a un amigo de él que es músico y es la razón de su permanencia en esta gran ciudad: Bronson Tennis, el gringo como le llama su esposa Caro Canción.

Foto tomada por Bronson Tennis el 5/6/2018
Como no sabía dónde Bronson se encontraba, puse la dirección en el GPS y me cruzó por el Barrio Latino, perdón boricua. Los sonidos de música alta, la gente mecaneando (trabajando en el motor del carro), frituras en la calle, las banderas puertorriqueñas y hasta un mural de Pedro Albizu Campos y de Papo Buda me preparaban para la sorpresa de la tarde. 

Mientras pasábamos por debajo de las vías del SEPTA, yo le decía a Rafael que esta área la conocía. Cuando llegamos a un área boscosa le dije, pero si este parque es Fairmount Park y cerca está la Universidad de Filadelfia. Cuando nos metimos en Lincoln Drive, mi excitación era notable. Toda esta área la había recorrido en bicicleta en un sin número de ocasiones; eran las dos de la tarde cuando llegamos a Mount Airy.

Al llegar a la casa, lo único que me pasaba por la mente, era que iba a tener que hablar inglés y hacer una segunda grabación en ese idioma. Para mi sorpresa me topé una casa de gringos que hablaban español y portugués. De golpe los acentos colombianos inundaban la atmósfera y estaba incrédulo de que un barrio tan prominente en Filadelfia se escuchara tanto este idioma. De inmediato Rafael comenzó a presentarme y los holas y es un gusto llovían por todos lados. Estaba en mi estanque favorito, era feliz porque esta bofetada latina me auguraba una velada vespertina fabulosa, y no me equivoqué. Me sentí en casa como Vicente.

El dueño/anfitrión de la casa se encontraba en la azotea (roof deck) charlando con otros invitados. Al bajar de ella, nuestra conversación fue una combustión espontánea. Bronson y yo hablábamos en inglés y él me empieza a hablar del Gran Combo, Ismael Rivera y la Fania -por mencionar unos pocos- y en ese momento le dije, un momento tenemos que grabar esto, fue en ese momento que Bronson me demostró que el tenía la sazón caribeña y que conocía más de la escuela vieja de la Salsa que yo mismo. Incluso, en un momento de la grabación me soltó el nombre archivado en mi mente de Benny Moré, ahí me despojó de mi escudo protector y estuve a punto de hacerle una reverencia como digno representante de la música caribeña. Pero no todo le pertenece, ha recibido mucha influencia de su gran Caro Canción (su nombre artístico). Ella es una enciclopedia ambulante sobre salsa que le da tres patadas al más ducho de los boricuas y quienes, como equipo bien formado, me despojaron de toda oportunidad de improvisar y poder hacer una grabación extendida; ergo me quedé estupefacto. Las miradas de ellos eran cómplice de una formula mágica que produce el amor entre dos seres humanos y que disfrutan de la música. Si no me cree, debe escuchar al gringo cantando merengue con su acento y como describe la receta de Caro Canción. En cierta forma Rafael me hizo una encerrona (I am not holding any grudge on him, I loved it) que me demostró que uno nunca está cien por ciento preparado para sorpresas como esas, y son las mejores sorpresas del mundo. 

Bronson y Caro son unas personas encantandoras, su hospitalidad fue muy especial para mí y estoy muy agradecido por ella. En esta tarde encantadora en Filadelfia la charla se tornó lo mar de interesante. Hablamos sobre los rumbos tomados por Bronson por la Argentina y Brazil y los encuentros musicales a los cuales se topó. Su curiosidad musical se nota de lleno en sus líricas y en las anécdotas contadas por Caro. Como dice ella, el gringo (como le llama cariñosamente) tiene un oído bien agudo que registra y graba todas las palabra y sonidos para incorporarlos en la lírica , una muestra de eso la notamos en su más reciente producción discográfica. Tienen que comprarlo y escucharlo para entenderlo. Un pista es Caro Canción.

La forma en que este gringo ha traído la música y ritmos latinos a la Filadelfia de Ben Franklin ha tomado al barrio boricua por sorpresa; como si recreara el Boston Tea Party pero en Penns Landing. Evidencia de este asalto musical lo tenemos cuando me relató la forma en que conoció a Edwin "Papo Buda" Rosado. No les voy a contar esta historia porque luego no escuchan el podcast, pero les puedo adelantar que este percusionista terminó siendo miembro de De Tierra Caliente y es genial. El grupo está compuesto por mis anfitriones, Papo Buda (percusión), Steve Cochran (bajo y voces) y Eubie Nieves (flauta).

Al Bronson decirme que el primer disco de la banda era Nadie es Profeta, de inmediato fui a comprarlo en iTunes.

El disco tiene diez canciones y les auguro que desde que comience a escuchar El Sonido (la primera canción) el enganche va a ser de inmediato. Va a encontrar el sonido latino por todas partes y no podrá zafarse de él, como hechizo de un aprendiz de brujo en la casa del trompo. Va a mover el esqueleto en donde esté, como yo hice en pleno tren. Ya entenderá cuando lo escuche e internalice que  ellos hacen una nueva canción con un ritmo que se explota como lo que los Pop Stars tienen. El recorrido de música en este nuevo disco le va a dejar con más ganas de escuchar más de ellos. La percusión de Papo Buda, la guitarra de Bronson, las voces de Caro, el bajo de Steve y la flauta de Eubie se escuchan de forma limpia y sin granulación, como la fotografía de una Morenita tan bonita que lleva en su cartera y que le inspira a escribir un canción para esa chica que usted ama.


Ya habiendo escuchado el primer disco de ellos, me di a la tarea de escuchar Traigo Alegría antes de escribir este blog y luego de escucharlo 3 veces, la penúltima fue anoche y esta mañana mientras escribía este blog lo cual ya son cinco veces escuchado (pero quién está contando). Nuevamente, es un disco lleno de sabores latinos como si estuviera debajo de un palo de mango al bajar de Bogotá e irse a Cartagena para comenzar a volar rítmicamente. Vemos como Philly, Brazil, Colombia y Puerto Rico se conjugan en un solo sonido. La salsa, samba, el jazz, la rumba y el ritmo afro-caribeño de este grupo es increíble porque trae ese lenguaje pícaro de nuestra cultura que se había perdido y que ciertos géneros deberían de adoptar para poder regenerarse y dejar la mediocridad sonora de líricas violentas y sexistas. Les debo admitir que hacía tiempo que no escuchaba una lírica latina tan limpia y una salsa clásica. La conspiración de esta banda ha logrado un resultado jugoso y sabroso. Este disco celebra la vida con Traigo Alegría y nuevamente nos deja con ganas de escuchar más. Si fuera a darle una crítica negativa sería que me han dejado con un hambre de escuchar más de esta banda en donde su ritmo ha roto con todas las fronteras geográficas y de querer vivir en Filadelfia para convertirme en su groupie

Y si usted cree que un gringo no puede ser Taíno,  lamento decirle que se ha equivocado. Este grupo taíno, arahuaco, amazónico y de payador adoptado por Argentina nos van a dejar con ganas de saborear más de su música picante, como es nuestra sazón. Para mí, ambos discos son un aperitivo y esperaré con ansias locas el plato principal. Así que fasten your seatbelts baby (lírica de Pop Stars) porque la mezcla de lenguas y ritmos en esta música lo va a dejar con ganas de escuchar más de De Tierra Caliente y de sacar la polilla de su cuerpo y moverse al ritmo afro-latino que esta banda de la Ciudad del Amor Fraternal le ofrece. Recuerde que escoba nueva barre bien para que recoja la polilla y que debe escucharlo con agua sin hielo, pero con limón.

Friday, May 4, 2018

Mi recogimiento musical


Mientras escribo este blog estoy escuchando a la gran Mercedes Sosa al igual que, porque llevo una semana así, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Víctor Jara, Inti Ilimani y a otros grandes de la Nueva Canción Latinoamericana. Mi corazón y alma está como la de Violeta, como un torbellino de ideas inquietas pero de a su vez atormentada porque el tiempo es justo para poder ser creativo. La soledad, la pena y el dolor embarga la debilidad del gas que habita o está refugiado en este nave compuesta de huesos, conductos de líquidos y músculos húmedos y la musa que pulula en ella mueve esas falanges a escribir e inspirarse en crear una deidad que no conduce a nada, mas si a expresar una emoción aislada en un archipiélago de notas. 

Todos saben que no soy la persona más religiosa del Mundo, aunque en el pasado flaqueé por cuestiones del amor, por no admitir que eran de la carne, e iba religiosamente a misa con el resultado final de una conjunción corporal fabulosa en donde descargaba las energías acumuladas por tanto estudio en Derecho. La carne tiene unos juegos fabulosos y por algo es uno de los pecados capitales más bellos. No solamente aquieta el espíritu inquieto de cualquier ser humano, sino que lo transporta a otra dimensión de una forma poco singular. No obstante, encuentro en las iglesias el mejor recinto para escuchar música y con una acústica incomparable. No sé que magia matemática y geométrica los arquitectos utilizan para que el sonido de estos espacios tenga una proyección excepcional. Este espacio embriaga mis sentidos de forma placentera y relajante.

Hoy fue uno de esos días que necesitaba, ansiosamente, de este espacio para escuchar la música de órgano de Carson Cooman. Hace unos días me había comunicado con el maestro Cooman para grabar un episodio en la tarde en la National City Christian Church (conocida por su acrónimo como "NCCC") , pero él ya tenía compromisos previos. Quedamos en grabar otro día por teléfono, pero iba a asistir para saludarlo y escucharlo.

En el día de ayer recibí una noticia no muy agradable y necesitaba de la embriaguez que me provee la música. Por eso requería que me ausentara del trabajo por una hora y me sentara con cámara y grabadora en mano para poder recoger mi experiencia de este espectáculo. No me arrepiento de haber actuado como lo hice, de grabar y fotografiar, lo necesitaba porque mi alma lo requería.

El maestro Cooman interpretó tres fabulosas piezas de órgano de compositores "modernos", dele usted su interpretación o connotación que le plazca, y desconocía de estas majestuosas composiciones; le agradezco a él haberme bajado a la Tierra y conducirme a una nueva experiencia religiosa musical. 

Me senté en la primera fila para poder escucharlo y tener un contacto directo con la cruz que colgaba de la cúpula de este recinto. A mi lado derecho había un vitral de un Cristo resucitado, y a mi izquierda, ni idea. Mi cerebro fue forzado a pensar como derechista, pero mi lado izquierdo siempre ha sido inquieto y revolucionario. A veces mi espíritu creativo me hace pensar que soy un bicho extraño en un cuerpo distinto al que no pertenezco. Pero por eso escribo estas pocas letras e interpreto la música que me embriaga mi alma, porque siempre ha sido prisionera en un cuerpo que no le pertenece. Mi mente y visión se enfocó en ver como el maestro Cooman interpretaba cada pieza dando su espalda a su escaso público, no porque no nos respeta, sino porque el órgano electrónico lo fuerza a darnos su lado menos apreciable. Mi vista, al no poder ver el movimiento de sus brazos, se enfocó en sus piernas y como presionaba cada uno de los pedales que usted ve en la foto superior. El juego de sus piernas era como un ballet sincronizado que emitía un sonido maravilloso. A veces nuestro instinto nos conduce a ver lo obvio pero no a observar el detalle. Yo por desgracia o por gracia, según su prisma, y gracias a mi déficit de atención me distraje con sus pies al desplazarse sobre estos pedales. Era una un sortilegio de movimientos únicos que me fascinaron y cautivaron mi alma. Fue ese movimiento que me liberó de cualquier pena que pudiera llevar en el momento y se lo dejé saber al final de este concierto y presentarme y confirmar nuestra cita. Mi lente me pidió que dejara el protocolo ficticio de saludarlo y cumpliera mi deber de fotografiar cada detalle de este órgano electrónico que emitía sonidos de un dragón invisible en agonía alegre, como el de San Jorge sobre una serpiente ficticia, en un recinto religioso al cual nunca he ido a rezar ni a genuflexionar porque el órgano me otorgó su dispensa inmediata a semejante acto de hipocresía.
Todos los viernes esta iglesia ofrece conciertos a las 12:15 pm con una infinidad de organistas y músicos. Les incluyo el enlace https://nationalcitycc.org/ por si visitan o viven en la ciudad para que se dé un paseo por ella cada viernes. Todas las fotos fueron tomadas por mí y están protegidas por el Derecho de Autor (Copyright para los que no lo entienden en español ;) )